No le importaba si tenía
él prestaba
invitaba.
No hacia diferencia
todos eramos preferidos.
El único, el más querido.
Montado en su carro y su caballo
no se cansaba nunca.
Porque él no vivía... trabajaba.
Un día se fue.
Yo lo recuerdo, porque era enorme.
-Nadia Aguilera-
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